En esta ocasión os presentamos un caso en el que todo hacía sospechar una fisura. Paciente joven, varón, que pasaba muchas horas en el gimnasio, y en la Rx de aleta de mordida observamos una extraña imagen en la furca. Hacemos una Rx periapical, pruebas de vitalidad y percusión, y diagnosticamos una necrosis pulpar con periodontitis apical crónica.
Le explicamos al paciente que es muy extraño que por trauma oclusal se pueda desencadenar una necrosis pulpar y que la pieza podría estar fisurada. El paciente optó por intentar mantener la pieza, conociendo el mal pronóstico que podía tener.
Una vez anestesiado, el sondaje era totalmente normal y durante el tratamiento no observamos ningún tipo de fisura.
Un año después, podemos observar que la pérdida ósea se ha recuperado completamente y el paciente está asintomático, dejando a relucir que probablemente la causa de la necrosis pulpar sí fuese un intenso apretamiento. Ahora el paciente usa una férula de relajación tanto para dormir, como cuando va al gimnasio.